DON QUIXOTE FALA EN VERSU

lunes, 19 de agosto de 2013

HOY OS RECOMIENDO...

LA AZUCARERA
de Naguib Mahfuz.

Con este título llegamos al final de la Trilogía, precedida por Entre dos palacios y Palacio del deseo, y acompañamos a la familia Abd el-Gawwad hasta su declive.

Han pasado casi diez años desde los trágicos acontecimientos con que cerramos la segunda entrega. Acontecimientos que han minado a esta familia.

Ed. Alcor.
Colección "Las otras culturas".
272 p.
Por un lado vemos al señor en su debilidad, después de haberlo visto en su poderío y despotismo gobernando con mano de hierro a su familia. Para el señor Ahmad Abd el-Gawwad la edad traía la sabiduría, pero también la debilidad y la enfermedad. Ahora el señor ve su mundo limitado a las paredes de su casa, excepto un día a la semana en la que acompañado de sus dos hijos, visita el templo. Además ve ir desapareciendo a cada uno de sus entrañables e inseparables amigos en un corto espacio de tiempo. Una desgracia, la de sobrevivir a sus amigos abandonado e impelido, que nunca había entrado en sus cálculos. Añora su vida anterior por encima de todas las cosas, sentir aquella, su casa, sometida desde siempre y de forma absoluta a sus deseos. 

Ahora, sin embargo, debe vivir constantemente bajo su techo y bajo los cuidados del resto  de inquilinos: su mujer, Amina, que se marchita y va desapareciendo tras la vejez, su hija Aisha postrada y aniquilada en su dolor y su hijo Kamal, enamorado de la verdad, que sentía pasión por la rectitud y aspiraba a la tolerancia, pero chocaba con la duda, y sufría en su eterna lucha con los instintos y las emociones. Se había empeñado en hacerse a si mismo, y termina por ser un maestro soltero, encerrado y confinado en los límites de su cuarto.

Pero los personajes principales de este tercer libro son los nietos del señor, la generación más joven de la familia Abd el-Gawwad. Redwan, hijo de Yasín, homosexual, y amigo de poderosos  miembros del partido en el poder, el Wafd. Gracias a su belleza e inclinación sexual,  medrará a la sombra de ellos, y no dudará en utilizar sus influencias para promocionar a miembros de su familia, como su padre o sus primos.
Abd el-Múnim y Ahmad, hijos de Jadiga. El primero seguidor ferviente de los Hermanos Musulmanes, mientras que el segundo es un comunista acérrimo.

Los tres nietos del señor vivirán sus vidas guiados y condicionados por sus ideas políticas, pero mantendrán indisolubles los lazos familiares a pesar de sus ideales políticos, en ocasiones enfrentados y en lucha unos con otros.

Pero estas tres posiciones políticas que representan cada uno de los nietos varones del señor Ahmad Abd el-Gawwad, son también las distintas ideologías políticas del convulso Egipto de la época de los años 30 y 40 del s. XX. 

Junto a todo ello el estallido de la 2ª Guerra Mundial afectará de lleno a los miembros de la familia Abd el-Gawwad, como no podría ser de otro modo.

Naguib Mahfuz mantiene el mismo estilo que en los dos libros precedentes: descripciones detalladas de los espacios y de cada uno de los personajes de la obra, pero con una mayor agilidad argumental.


“La escritura es un medio destinado a un fin. Este fin último radica en la transformación del hombre en el camino del adelanto y la liberación. La humanidad se haya en un combate permanente y un escritor realmente digno de ese nombre debe estar a la cabeza de los que luchan…”

Naguib Mahfuz nació y murió en El Cairo, 1911-2006. Novelista y periodista, fue el primer escritor árabe galardonado con el premio Nobel de Literatura, en 1988. Licenciado en filosofía, militante del Wafd, el gran partido nacionalista antibritánico, fue funcionario en diversos organismos de la administración de su país.

A lo largo de su obra ha presentado a la ciudad de El Cairo como si fuera un mundo. Su obra, tan variada como prolífica, incluye 33 novelas, algunas de ellas llevadas al cine, así como 14 recopilaciones de cuentos y múltiples colaboraciones en la prensa.

Tras sus primeros escarceos con la novela histórica, que no tuvieron mayor trascendencia, con títulos como Caprichos del destino (1939) o Lucha de Tebas (1943), dio un salto al realismo, entrando en una etapa de mayor entidad argumental y técnica. Los mejores ejemplos de esa época son Jan al-Jalilí (1946) y El callejón de los milagros (1947), minuciosas descripciones de los ambientes populares, burgueses e intelectuales de su ciudad natal.

Con El espejismo (1948) y Principio y fin (1949), su obra dio un paso más, al desarrollar la novela psicológica. Dicho tránsito anunciaba uno de los períodos más significativos de su carrera literaria. Fue entonces cuando escribió su afamada Trilogía compuesta por Entre dos palacios (1956), Palacio del deseo (1957) y La azucarera (1957), que le valió el Premio Nacional de las Letras Egipcias (1957).

Poco después, publicó la novela de cariz metafísico Hijos de nuestro barrio (1959), levantando la ira de las autoridades religiosas, que prohibieron el libro durante varios lustros.

A partir de los años sesenta, sus novelas abordaron cuestiones políticas y sociales de una forma mucho más elíptica, como es el caso de El ladrón y los perros(1961), una crítica del régimen naserista, y Miramar (1967), o en la recopilación de cuentos Historias de nuestro barrio (1975). 

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