PALACIO DEL DESEO
de Naguib Mahfuz.
Es ésta la segunda parte de la Trilogía, que ya iniciamos
con Entre dos palacios.
Aquí el autor se centra en la segunda generación de la
familia Abd el-Gawwad, la de sus hijos: Yasín y Kamal, y sus hijas ya casadas:
Jadiga y Aisha. Abarca el período de 1924 a 1927. Han pasado cinco años desde el
desafortunado desenlace de la primera parte, que ha marcado la vida de esta
familia y ha trastocado el dulce discurrir de la doble vida del señor Ahmad
Abd el-Gawwad. Durante este tiempo Jadiga y Aisha han visto aumentar sus propias
familias, Yasín ha continuado con su vida disoluta y Kamal ha crecido y es ya
todo un bachiller dispuesto a iniciar sus estudios universitarios.
Ed. Alcor.
Colección Las Otras Culturas.
326 p. |
Con este título el autor hace referencia al deseo desmedido
por el que los miembros masculinos de la familia se ven arrastrados por la
pasión que sienten hacia las mujeres y hacia la vida nocturna. Cada uno de
ellos afronta esta debilidad teniendo en cuenta sus posiciones sociales y la
forma de ser de cada uno.
El señor está
obligado a guardar las apariencias y comportarse de acuerdo a su status social,
aunque al comienzo del libro lo vemos casi sucumbido y dispuesto a todo por el
deseo hacia una mujer. Mantiene perfectamente separadas su vida diurna, de
religioso y recto padre de familia, comerciante y apreciado miembro de la
sociedad, frente a una vida nocturna llena de amigos, mujeres y bebida, a la
que no está dispuesto a renunciar pero que finalmente los achaques de su edad
lo harán por él.
Su hijo Yasín, por el contrario, mantiene una actitud irreflexiva
e impulsiva, poniendo en juego su trabajo y su reputación. Vive dilapidando su
patrimonio y, de mujer en mujer, se deja arrastrar por el deseo sin ser capaz
de encauzar su vida, a pesar de los sabios consejos de su padre:
“La vida se compone de luchas, envidias, sabiduría y belleza. Si ignoras alguno de estos elementos, perderás la oportunidad de comprender la existencia en su totalidad y la capacidad de influir en tu propia vida para mejorarla”.
Por último, Kamal despierta al mundo del deseo y del amor.
Su visión soñadora e idealizada viene de la mano de su primer fracaso amoroso
de manos de Aida, la hermana de su mejor amigo. Para Kamal ésta será la época
del amor sincero pero también será la época de las dudas: sobre el mismo amor,
la religión, la vida política de su país… y de la búsqueda infatigable de la
verdad.
Mahfuz entreteje
las pasiones de estos tres hombres hasta
el punto de colocarlos en situaciones límites, en muchas ocasiones enfrentados
unos a otros. Pero, a pesar de todo ello, todos los miembros de la familia Abd
el-Gawwad, mantendrán indestructibles sus lazos familiares.
Esta segunda parte, a pesar de que el autor no abandona las
minuciosas descripciones, tanto de los escenarios como de los personajes, es
mucho más ágil que la primera, pues hay muchas más partes dialogadas.
"La historia está llena de gente que fue a la cárcel o quemada en la hoguera por proclamar sus ideas. La sociedad siempre se ha defendido a sí misma." |
(El Cairo, 1911-2006)
Tras licenciarse en Filosofía por la Universidad de El
Cairo, comenzó una carrera como funcionario que duraría toda su vida. Trabajó
en el Ministerio de Asuntos Religiosos, al tiempo en que colaboraba en diversos
periódicos y comenzaba a escribir. Más tarde trabajó en el Ministerio de
Cultura, en el Ministerio de Dotaciones y Desamortización, fue director de
censura en la Oficina de Arte, director de la Fundación para el apoyo al Cine y
asesor del Ministerio de Cultura hasta su jubilación.
Naguib Mahfuz ha sido el único
escritor en lengua árabe galardonado con el premio Nobel de Literatura en 1988
y está considerado por la crítica el mayor cronista del Egipto actual y uno de
los escritores árabes más innovadores.
Pero sobre todo, fue un escritor
comprometido, pues a lo largo de su vida ha sido un defensor acérrimo de la
libertad de expresión, los valores universales y la convivencia entre las
culturas musulmana y cristiana. De ahí que, por sus ideas laicistas,
fuese incluido en las listas negras de varios países árabes y víctima de varios
atentados. De hecho en 1994, las puñaladas de un integrista le causaron graves
daños en la visión y la audición, así como la parálisis del brazo derecho.
Los achaques y las amenazas de los
fundamentalistas le mantuvieron desde entonces prácticamente recluido en su
hogar, con salidas esporádicas y controladas por la policía hasta su muerte el
30 de agosto de 2006.
No hay comentarios:
Publicar un comentario